Fundación de México-Tenochtitlán, durante el virreinato, las águilas que coronaban muchos edificios, se consideraban de origen pagano. En plena lucha por la independencia se reformó al águila como símbolo de México en el imperio de Agustín de Iturbide.
En 1823 el Congreso Constituyente decidió que el sello del Estado mexicano fuera el águila con la serpiente entre las garras, posada en un nopal, orlando el emblema una rama de laurel y otra de encino, como el escudo insurgente. En el siglo XX Venustiano Carranza expidió un decreto para evitar las variaciones en las interpretaciones gráficas del Escudo Nacional, señalando que este debía ajustarse a los viejos códices. En 1934 se expidió un nuevo decreto que fijó de forma definitiva el escudo Nacional: se conservó el águila de perfil y se utilizó su plumaje, así como la forma de la serpiente.
En 1967 y 1938 se emitieron decretos para reglamentar el uso de los símbolos nacionales. Desde el año de 1967: “El Escudo Nacional está constituido por un águila mexicana, con el perfil izquierdo expuesto, la parte superior de las alas en un nivel más alto que el penacho y ligeramente desplegadas en actitud de combate, con el plumaje de sustentación hacia abajo tocando la cola y las plumas de está en abanico natural. Posada su garra izquierda sobre un nopal florecido, que nace en una peña que emerge de un lago, sujeta con la derecha y con el pico, en actitud de devorar a una serpiente curvada, de modo que armonice con el conjunto. Varias pencas de nopal se ramifican a los lados. Dos ramas, una de encino al frente del águila y otra de laurel al lado opuesto, forman entre ambas un semicírculo inferior y se unen por medio de un listón dividido en tres franjas que, cuando se representa el Escudo Nacional en colores naturales, corresponden a los de la Bandera Nacional”.
Siguiendo con los símbolos patrios toca el turno a la bandera nacional; al respecto pudimos observar que nuestro lábaro patrio tiene su origen en la bandera trigarante que se elaboró conforme al Plan de Iguala, donde las ideas de religión, independencia y unión fueron representadas por los colores blanco, verde y rojo, colocados en franjas diagonales y con una estrella al centro de cada una de ellas.
Posteriormente, en noviembre de 1821 se emitió el decreto que dispuso que la bandera sería tricolor, verde, blanco y encarnado, con franjas verticales y figurado en el centro la efigie de un águila coronada.
En 1823 el Congreso Constituyente decidió que el sello del Estado mexicano fuera el águila con la serpiente entre las garras, posada en un nopal, orlando el emblema una rama de laurel y otra de encino, como el escudo insurgente. En el siglo XX Venustiano Carranza expidió un decreto para evitar las variaciones en las interpretaciones gráficas del Escudo Nacional, señalando que este debía ajustarse a los viejos códices. En 1934 se expidió un nuevo decreto que fijó de forma definitiva el escudo Nacional: se conservó el águila de perfil y se utilizó su plumaje, así como la forma de la serpiente.
En 1967 y 1938 se emitieron decretos para reglamentar el uso de los símbolos nacionales. Desde el año de 1967: “El Escudo Nacional está constituido por un águila mexicana, con el perfil izquierdo expuesto, la parte superior de las alas en un nivel más alto que el penacho y ligeramente desplegadas en actitud de combate, con el plumaje de sustentación hacia abajo tocando la cola y las plumas de está en abanico natural. Posada su garra izquierda sobre un nopal florecido, que nace en una peña que emerge de un lago, sujeta con la derecha y con el pico, en actitud de devorar a una serpiente curvada, de modo que armonice con el conjunto. Varias pencas de nopal se ramifican a los lados. Dos ramas, una de encino al frente del águila y otra de laurel al lado opuesto, forman entre ambas un semicírculo inferior y se unen por medio de un listón dividido en tres franjas que, cuando se representa el Escudo Nacional en colores naturales, corresponden a los de la Bandera Nacional”.
Siguiendo con los símbolos patrios toca el turno a la bandera nacional; al respecto pudimos observar que nuestro lábaro patrio tiene su origen en la bandera trigarante que se elaboró conforme al Plan de Iguala, donde las ideas de religión, independencia y unión fueron representadas por los colores blanco, verde y rojo, colocados en franjas diagonales y con una estrella al centro de cada una de ellas.
Posteriormente, en noviembre de 1821 se emitió el decreto que dispuso que la bandera sería tricolor, verde, blanco y encarnado, con franjas verticales y figurado en el centro la efigie de un águila coronada.
ami me perece demasiado interesante este tipo de trabajos ya que asi sabemos mas de nuestras raices y les damos un gran valor a cada cosa que tenemos y nos brindan.
ResponderEliminaratt. ANTONIA MARTINEZ HERNANDEZ 2º 1 N.L. 33