miércoles, 21 de abril de 2010

CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

Las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México. En septiembre de 1910 México celebró el primer centenario de su independencia. Los festejos corrieron a cargo del gobierno de Porfirio Díaz y se apoyaron en un amplio programa de actividades que incluía elocuentes discursos, ceremonias conmemorativas a los héroes de la independencia, inauguraciones de monumentos, parques, obras de desagüe, edificios de beneficencia pública, colocación de primeras piedras, exposiciones científicas y artísticas, obras de ampliación, concursos, conferencias, veladas literarias, recepciones y desfiles militares y civiles en los que se representaban los episodios históricos más relevantes de la historia nacional: la conquista de Mexico Tenochtitlan y la llegada de Cortés, el periodo colonial y desde luego, el movimiento de independencia y los héroes que la llevaron a cabo: Hidalgo y Morelos desfilaban frente a las multitudes. Las memorias de este acontecimiento estuvieron a cargo de Genaro García quien las publicó en 1911 en su Crónica Oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México. En ellas quedó plasmado el gran interés del autor por ilustrar profusamente la magnificencia de los festejos, para lo cual integró el trabajo histórico y literario de Nemesio García Naranjo, Alfonso Teja Zabre, Rubén Valenti, Manuel H. San Juan e Ignacio B. del Castillo; y reunió a un equipo de fotógrafos que se dieron a la tarea de retratar la importancia de las celebraciones a través de los retratos de los primeros mandatarios públicos y sus familias, de los representantes extranjeros, del interior de las mansiones; de las vistas de los edificios y monumentos que se inauguraban, de las ceremonias, los actos de caridad, las exposiciones, las fiestas, los desfiles y la iluminación de los edificios. Esta obra es el gran testimonio del lujo, la pompa, la solemnidad y fastuosidad con que Porfirio Díaz celebraba el centenario de la independencia y mostraba al mundo el progreso de México. El 16 de septiembre del mismo año se inauguró el monumento a la Independencia, un proyecto a cargo del arquitecto Antonio Rivas Mercado y cuya primera piedra se había colocado en 1902 y que culminó en 1910 con la colocación de la columna coronada por la figura de una victoria alada del escultor italiano Enrique Alciati que lleva en una de sus manos una hoja de laurel, ofrecida a los vencedores y en la otra una cadena con eslabones rotos que representan la ruptura del dominio español. Con todos estos importantes festejos se mostraban los deseos de sumar a México a la modernidad; y Porfirio Díaz pretendía reafirmar un régimen que no tardaría en desmoronarse en manos de las proclamas antirreleccionistas entre las que se preparaba la próxima revolución.

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